Consejos para el inicio del nuevo curso escolar
La vuelta al cole es un momento difícil para muchos padres y madres por ser un período de cambios y en muchas ocasiones de incertidumbre: ¿cómo irá el curso? ¿tendremos la mismas dificultades que al año anterior? ¿con qué maestro/a le tocará? Estas son algunas recomendaciones para un inicio de éxito:
- Elogiar y premiar aquellos comportamientos que más les cueste conseguir.
Dentro del conjunto de rutinas diarias, hay algunas que cuesta más poner en marcha que otras (puntualidad por las mañanas, hacer deberes escolares, vestirse solo,…). Te proponemos utilizar el reconocimiento verbal junto a un programa de puntos para conseguir que se hagan ¡y que se hagan bien y en tiempo!
También se recomienda que se empiecen a establecer los horarios de ir a dormir al menos desde una semana antes, así como entrenar la higiene personal, el desayuno y el vestido autónomos por las mañanas.
- No etiquetar ni dar a conocer las dificultades de comportamiento en el primer momento.
Un niño/a no siempre se comporta igual de un año para otro, ni en todos los contextos (cole, con familiares, en casa,…). Su comportamiento a principios de curso depende de múltiples factores, entre ellos:
Las habilidades que haya adquirido durante el verano: lenguaje, escritura y agilidad para los deberes escolares, autonomía en el vestido, la higiene o el sueño, cumplimiento de órdenes, colaboración en casa…
Lo que signifique para él o ella volver al cole: ¿es un gran esfuerzo que no se ve recompensado de ninguna forma? ¿es un esfuerzo que puedo manejar y además me resulta agradable o me trae beneficios?
Los profesionales y adultos que se encargan de su educación y su relación con ellos: “suele cumplir las consecuencias positivas y negativas que avisa”, “si interrumpo no me presta atención ni me libra de mis deberes”, “me premia por seguir la clase, permanecer sentado y trabajar en mi ficha”
Además, plantear las dificultades desde el primer momento puede hacer que la persona que recibe la información sólo se fije en ese tipo de comportamientos a partir de ese momento, centrando su atención en ellos sin dar oportunidad a que comportamientos adecuados sobresalgan y sean premiados. O bien, que actúe de forma que haga más probable que los comportamientos avisados aparezcan.
Dicho todo esto, los niños agradecen tener horarios y rutinas prefijados, pues es algo que les proporciona seguridad y serenidad. En este estado de ánimo, los niños estarán más receptivos para aprender y tener un curso escolar más satisfactorio.
